Hay un lugar mágico en la sierra en el que los cuentos se vuelven realidad, subo durante cada estación, a veces andando, otras en coche, pero nunca en bici, porque reconozco que no tengo fuerza para ello.
Subir en primavera en pensar que estas en un paraíso perdido, donde apenas hay gente y puedes disfrutar del silencio, de las flores salvajes, de los animales que se escuchas a lo lejos, y posiblemente de una de las mejores vistas desde lo alto.
Los colores son tan intensos, que es difícil no dejarse llevar. Las flores son las mas grandes que nunca vi.
Es una suerte tener este paraíso a solo unos metros de la puerta de nuestra casa.